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martes, 5 de febrero de 2013

SÓLO HAGO BARRER



Un hombre muy sencillo y analfabeto, llamó a las puertas de un monasterio. Tenía deseos verdaderos de purificarse y hallar un sentido a la existencia. Pidió que le aceptasen como novicio, pero los monjes pensaron que el hombre tan simple e iletrado que no podría entender las más básicas escrituras ni efectuar los más elementales estudios. Como lo vieron  muy interesado por permanecer en el monasterio,  le dijeron que podía quedarse, que sería el encargado de barrer el monasterio, a cambio tendría comida y alojamiento.
Pasado unos meses, los monjes empezaron a observar un cambio en la actitud del hombre.  Se le veía muy tranquilo y relajado,  mantenía una sonrisa constante en sus labios, todo él emanaba paz. Los monjes al hablar con él, se dieron cuenta de su gran evolución espiritual y una excepcional pureza de corazón. Extrañados, le preguntaron si estaba siguiendo algún método o practica especiales, pero el hombre, muy sencillamente repuso.
-No, no he hecho nada, creedme. Me he dedicado con mucho amor,  a la tarea que me encomendasteis, barrer el monasterio diariamente, cada vez que barría la basura, pensaba que estaba también barriendo de mi corazón la envidia, rencor, resentimiento, odio... y cada día me siento más y más feliz.

5 comentarios:

  1. Y así de sencillo es todo, verdad? Ainssss, es más dificil desaprender lo aprendido que aprender algo nuevo. En fin, en ello estoy. Gracias

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  2. Anda, que eran tontos los monjes, al primero que pasaba por allí le
    encasquetan la escoba, de todas maneras intentaré pensar así, aunque
    me será difícil, porque cada vez que cojo la escoba me cabreo, porque
    siempre me toca a mí. Entiendo perfectamente su actitud, al no dejarle
    hacer otra cosa. Pero nosotras, con la de cosas que hacemos, desde
    luego el barrer y el planchar no es lo mas gratificante, por eso aun
    tenemos que poner mucho mas empeño, en seguir este bonito ejemplo.Un
    abrazo.

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  3. Si, si, hay que tener una buena actitd en todo lo que hacemos y poner amor en ello, algunos trabajos nos agradan más que otros, pero ahí esta la cuestión, en conseguir hacerlos todos con el mismo agrado. Un abrazo

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  4. Aquel dominico... ejemplo de humildad... la sociedad nos ha hecho que "se nos caigan los anillos"

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  5. Me recordó algo que dijo Teresa de Calcuta: "hay que hacer las cosas ordinarias con amor extraordinario"

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