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martes, 16 de octubre de 2012

EL ÁRBOL




El árbol es un ser vivo, lleno de luz y energía. Esa luz que emanan, esa energía la podemos sentir cuando nos acercamos a ellos, al estar debajo de sus pompas entramos en sintonía con esa energía y sentimos como fluye, notando nuestra sensación de bienestar, tranquilidad, serenidad….
La energía que proviene de los árboles, al igual que la nuestra, es invisible al ojo físico, es lo que llamamos el aura, sólo se siente sensitivamente.
Cuando caminamos entre los árboles en un parque o un bosque, podemos llegar a sentir la energía que desprenden. Los celtas creían que cada árbol poseía un espíritu sabio y que sus rostros podían verse en la corteza de sus troncos y sus voces escucharse en el sonido de las hojas moviéndose con el viento.
Desde la antigüedad ya se sabe que cada árbol alberga un espíritu que le confiere una fuerza determinada, una energía que le da un poder positivo y exclusivo, según al género o variedad que pertenezca.
Podemos buscar la fuerza del árbol para mitigar el dolor de una enfermedad, para superar las preocupaciones o simplemente para conseguir alcanzar nuestro propio equilibrio.
Buda  se iluminó bajo una higuera. Jesús estuvo en el monte de los olivos. A los cátaros les gustaban las acacias. Los Druidas preferían la fuerza masculina del roble para usar su sabiduría. Los jóvenes enamorados buscaban el tilo para confiar sus intimidades amorosas porque representaba el vigor de Venus. De cualquier modo existen diferentes clases de árboles y es un ejercicio interesante conocer las diferentes energías que fluyen a través de ellos. Una buena forma de hacerlo es abrazándolos.

1 comentario:

  1. Hola Ana. Es verdad que los arboles desprenden energía,no hay nada
    mejor que un día en el campo rodeados de arboles,que contentos
    regresamos a casa.Y si observamos tranquilamente sus hojas,cuando son
    mecidas por el viento, parece como si nos estuvieran mirando y
    quisieran comunicarse con nosotros.Un abrazo

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